Crecer es darse cuenta.

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"Crecer es darse cuenta"

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Jorge Horacio Richino.

Un talento diferente. Un incontenible desborde de virtuosismo, personalidad y realismo. (Anna Magnani).

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Anna Magnani, nace en Roma el 7 de marzo de 1908 y fallece en la misma ciudad el 26 de septiembre de 1973. Fue una actriz italiana de cine y teatro, ganadora de un Premio Oscar de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood.

Se destacó por su fuerte personalidad y la interpretación que le supo dar a los papeles que le tocó representar.

Aquí abajo podrás ver la escena final de la famosa película de Roberto Rossellini "Roma, città aperta" (Roma, ciudad abierta), solamente debes hacer clic aquí, para encontrarte con una de las escenas más realistas de la historia del cine del siglo pasado.

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¡Capitana Inmortal! - Imagen de Eva Duarte de Perón, en la portada de la revista MUNDO RADIAL de la ex EDITOTIAL HAYNES,

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Con motivo de un homenaje por su fallecimiento, la revista Mundo Radial de la ex Editotial Haynes, presenta en su portada una imagen de la "Abanderada de los humildes" (como se la suele llamar a la Sra. Eva Perón), en el ejemplar nº 166 del 31 de julio de 1952.

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Siempre luciendo su belleza y elegancia que sumaban quilates a su ya reconocido amor e incansable lucha por los más necesitados.

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María Eva Duarte de Perón.

Cuento del DECAMERÓN de Giovanni Boccaccio.

JORNADA NOVENA - NARRACIÓN SEXTA.

Síntesis: Dos jóvenes pernoctan en casa de un hombre, y uno de ellos se mete en la cama de la hija del tal, mientras la mujer de dicho hombre, por inadvertencia se acuesta en la cama del otro mancebo. El que estaba con la hija, se acuesta luego con el padre y se lo cuenta todo creyendo estar hablando a su compañero. Armase alboroto, y la mujer, entrando en la cama de su hija, los pacifica a todos con algunas palabras.

La reunión, que otras veces había reído con Calandrino, volvió a reír en esta oportunidad, y cuando las mujeres dejaron de celebrar sus peripecias, la reina mandó a Pánfilo que hablase, y el dijo:
- Encomiables amigas: el nombre de Nicolasa, la amada de Calandrino, me ha traído a la memoria un cuento relativo a otra Nicolasa, cuento que narrar me place, porque el él veréis cómo la perspicacia de una buena mujer evitó un gran escándalo.
En el llano de Mugnone había, no hace mucho tiempo, un buen hombre que daba, por dinero, de comer y beber a los viandantes; y como era pobre y su casa pequeña, a veces, aunque no a todos, sino a conocidos, albergaba. Tenía una mujer bastante hermosa, que le había dado dos hijos: una jovencita gentil, de unos dieciocho años, aún sin marido, y un niñito de un año, al que su madre daba de mamar.

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