martes, 19 de mayo de 2009

No me vendan buzones por televisión.

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Días atrás, un prestigioso programa de TV en Argentina, hizo ver el caso de una joven exorcisada y expresó que sería un tema del que hablaría todo el país (o algo similar).
Lo cierto es que -en mi caso- no me creí en nada que la mujer presentada en el informe pudiera registrar síntomas de llevar consigo algún conjuro, sortilegio u hechizo.
La conclusión es que no es muy razonable creer que una chica que grita como una desaforada y gatea, etcétera; sin producir ningún otro efecto verdaderamente fuera de lo común (ejemplo: Girar la cabeza 360º, escupir insectos por la boca, hacer volar objetos, materializar serpientes con sus manos, etc., etc.) pueda tratarse del caso de una persona exorcisada.
Tampoco creo que puedan desposeerla de tal exorcismo, algunos sacerdotes que utilizan una cruz y se la muestran a la poseída, diciéndole -por ejemplo- "en el nombre de esta cruz". Esto último lo afirmo porque considero que la cruz por si sola no representa nada, es decir nada más que tratarse del elemento de tortura utilizado para la muerte de Jesus (que es el que en esa época se utilizaba).
Con todo respeto digo que este tipo de informes - para mi poco serios - no le hacen bien al programa que los edita y tampoco a los espectadores que suelen -en muchos casos- ser fáciles presas de creerse cualquier cosa que se ve por televisión.
No niego que el hecho pueda ser real y estar ocurriéndole algo a la joven, pero dadas las circustancias en que se muestran las imágenes, creo sería más importante el tratamiento urgente por un equipo de médicos psiquiatras o psicólogos, antes que estar perdiendo el tiempo filmando tomas con una cámara de TV o video, de una persona que está, supuestamente sufriendo, y que lo más lógico es pensar que en ese mismo instante un equipo de profesionales especializados debería atenderla con suma premura.
Con todo respeto, este es mi punto de vista, que no desea ofender a nadie; y si en algo me equivoco espero me lo puedan aclarar para solicitar - de ser preciso - la correspondiente disculpa.
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